Nacimiento y vida de María Goretti

María Goretti nació de Lugi Goretti y Assunta Carlini el 16 de octubre de 1890 en el pequeño pueblo de Corinaldo, en la cima de una colina en Italia. Era la segunda de los seis hijos vivos de una familia pobre muy piadosa.

Su madre lo consagró a la Santísima Virgen el día de su bautismo. Sus valientes padres trabajaron bajo el signo de la pobreza cristiana para mantener a los niños, pero para 1896 su pequeña parcela de tierra resultó insuficiente para alimentar a la creciente familia.

El padre decidió que se mudarían a las llanuras de Roma, donde se decía que se podían alquilar tierras fértiles a bajo costo. El traslado a Ferriere di Conca, cerca de Nettuno, fue fatal para el buen Luigi, que después de sólo cuatro años, agotado por el clima insalubre, el fuerte calor y su duro trabajo, murió cristianamente el 6 de mayo de 1900.

Su valiente viuda no pudo seguir la amonestación de su moribundo regreso a Corinaldo, ya que su contrato la obligaba a pagar lo que debía a su empleador. María, de ocho años y medio de edad y profundamente afectada por la muerte de su padre, apoyó el trabajo de su madre en el campo al hacerse cargo del cuidado de sus cuatro hermanos y hermanas menores. Era una niña angelical.

María fue confirmada por el Obispo de Senigallia el 4 de octubre de 1896. Su fervor le valió la gracia de hacer su Primera Comunión, como suplicaba, con los otros niños. Tal vez, fue el punto culminante de su vida, que ella preparó obedientemente y esperó con gran anticipación.

Cuando pidió ese permiso, su madre le dijo que no sabía leer ni escribir, y que no tenían los medios para comprar los zapatos, la bata y el velo que necesitaría.

María le contestó que en el pueblo le enseñaría una señora que sabía leer, y que los domingos podía ir a un pueblo donde el sacerdote enseñaba catecismo a todos los niños, y estaba segura de que Dios en su providencia se ocuparía de sus necesidades materiales.

Tenía razón, pasó el interrogatorio del Arcipreste de Nettuno con honores y los bienhechores bondadosos le dieron lo que necesitaba.

Incluso a esa edad, María era conocida por su inusual seriedad y piedad, así como por sus bonitos rasgos. Caminaba kilómetros por el privilegio de escuchar la Santa Misa.

En Ferriere, no había ni iglesia ni sacerdote. Su madre le dio permiso para caminar a la aldea de Mazzoleni donde recibió su Primera Comunión el 29 de mayo de 1902, la Fiesta del Corpus Christi. Ella iba a recibir la Sagrada Comunión sólo cuatro veces más antes de su muerte.

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